Cambias de austero a extravagante, de organizado a facturas mal puestas, de ilusiones a realidad. Como en muchas cosas de tu vida, la consistencia viene y va dependiendo de tu humor y mentalidad. Aun así, también tienes la habilidad de alcanzar una estabilidad financiera si esa es tu elección.
Con raras excepciones, el dinero parece llegar cuando lo necesitas. También se puede resbalar a través de tus manos como si se escapara en el aire. El resultado neto es que quedes estable a menos que tomes cargo, planees a futuro, hagas un presupuesto, y ahorres.
Tu fortaleza financiera está en el área de recursos conjuntos, incluyendo fondos familiares, préstamos e hipotecas, inversiones, y bienes raíces. En esta área eres práctico, meticuloso, y algo cauteloso. Reúnes información, la analizas, y luego haces una decisión. La deuda es algo que nunca tomas a la ligera, y siempre eres cuidadoso en leer las letras pequeñas. Pero a veces puedes abrumarte con los detalles; mantén el panorama general en mente.
Aunque te puede ir bien en inversiones, los altos y bajos te pueden preocupar. Hay una solución sencilla: invierte a largo plazo y resiste la urgencia de comprar y vender cuando los precios fluctúan – aun cuando todos los factores indican que es una buena decisión y potencialmente rentable.
Puedes tener ganancias considerables por ser propietario de vivienda, y si eres práctico, te puede ir bien con la renta de propiedades.